jueves, 17 de abril de 2008

Juvenal Ñique:::LAURELES PARA EL AMAUTA


Perseguido en las décadas de los 30 y 40 por sus ideales políticos, don juvenal luce una sonrisa propia de sus 92 años, trajinados, llenos de sabiduría y firme en sus ideales. Juvenal Ñique estudió hasta el tercer grado de primaria en su natal Moche, donde empezó dando lectura a las Tradiciones peruanas de Ricardo Palma y Don Quijote de la Mancha, obra magna de Cervantes. “En aquella época, en gran parte del valle y distritos de Trujillo, las escuelas sólo funcionaban hasta el tercer año, es por ello que pase al 241, actual centro viejo, es donde empiezo a escribir, recuerdo que siempre estaba con esa inquietud”


Don Juvenal resuena haber publicado uno de sus primeros artículos en una revista de ensayos, donde los escritos eran de selección, sólo escribían catedráticos, padres de familia y aquel joven que estaba dando alarde a sus ideales. Con una camisa ploma, a rayas y un maletín negro que sólo él sabe lo que guarda, lo encontré acercándose a su oficina que lo cobija diariamente, ahí sería el escenario perfecto para contarme aquellas anécdotas y parajes de su vida, tanto como académico, político y periodista. Tomó asiento, dejo el maletín a un costado y sus periódicos que le informan del acontecer cotidiano y que en ocasiones se sorprende cuando algún articulo menciona su nombre. “Casi nunca me avisan cuando saldrá publicado algo sobre mi”.


¿Que Recuerda de su paso por el Frontón?

En realidad fui apresado muchas veces, la inquietud de los jóvenes era la que hacía que las autoridades de ese entonces, nos juzguen injustamente. Yo ya escribía y los adversarios decían que mis poemas contaban con un trasfondo político, eran agitadores, pero era la realidad, tenían un fondo social en busca de la libertad. Cuando fui apresado, los perseguidos eran estudiantes universitarios, yo era de secundaría, pero como ya pertenecía a los grupos políticos tuve que pagar las consecuencias. “De todo esto hay algo interesante, como era colegial, no me inician el juicio. Mi maestro era Nicanor León Díaz, conjuntamente con mis abogados tuvieron la grandiosa idea de bajarme la edad para no ser sometido a juicio, hablaron con un funcionario de la municipalidad de moche y me inscribieron con fecha de nacimiento 15 de julio de 1921”.


¿Extraña aquella época?

Por supuesto, aunque hasta el momento no encuentro razón alguna de la persecución que tenían contra nosotros. Esa época de mi vida se vio nutrida por muchos intelectuales, la emoción social con que vivían, su vocación de servicio. El concepto que tenían de la acción cultural y educativa. Y con aquellos intelectuales ¿Fundo la Federación Aprista? Sólo con algunos, fue un grupo selecto de jóvenes. Los mayores eran Antenor Orrego y José Eulogio Garrido, quien nunca se inscribió en el APRA, pero siempre se le conoció como un hombre de avanzada que asumió el liderazgo del Centro Federado de Estudiantes, a quien le sucedió Haya de la Torre. Además formó parte del Grupo Norte junto a Vallejo.


-Los claros recuerdos de don Juvenal, siempre firmes a la hora de contarlos con esa gran lucidez. Recuerda fechas exactas, nombres y anécdotas que serán narrados en su memorias que viene preparando. Sigo escuchando su largo trajinar del amauta del periodismo, declarado por el Colegio de Periodistas en el año 1997, me quedo en completo silencio. Su trajinar, su fidelidad al partido que pertenece, parecen convertirse en lágrimas contenidas en corazón, no hay duda que es un hombre que no declina por nada.


¿Cual fue la razón para que no aceptar ser candidato a algún puesto político?

Yo soy dirigente y sostengo que el dirigente debe tener libertad para poder fiscalizar. Fui secretario general del partido en varias ocasiones, pero nunca quise ser candidato a pesar de haber tenido la oportunidad.


¿Que es lo que más recuerda de antaño?

Son muchas las cosas que uno pasa a lo largo de su vida, pero siempre existen momentos especiales, las reuniones con Víctor Raúl o los grandes consejos de aquel demócrata hacen que uno lleve a la memoria innumerables recuerdos. Recuerdo claramente cuando los restos de Víctor Raúl fueron traídos a Trujillo, se postraron en la Plaza de Armas y sin haber preparado nada tuve que dar un discurso ante las miles de personas que lloraban su muerte. Luego Satélite al siguiente día titularía “Solitario, solemne y glorioso discurso” siempre guardo los recortes.


Al pasar de un tiempo sacaron una película del fundador del aprismo y ahí también aparece el discurso, pude observar aquella improvisación que realice que para mi fue una de mis mejores intervenciones. Don juvenal ha viajado a Torino (Italia) invitado a dictar conferencias. Es periodista, estudió Derecho, pero no terminó la carrera en la universidad de San Marcos porque siempre estuvo preso o perseguido por su filiación política. Considera que no se exilió porque la lucha estaba acá, pero respeta la decisión de quienes lo hicieron.


- Se queda pensando por un momento y menciona que aún tiene fe que los obstáculos y las miles de fricciones que tiene su partido cambiaran con el tiempo, pero para ello implica volver a la fraternidad a través de diversos valores como la disciplina, la unidad y la acción en beneficio de la sociedad.


- Han pasado casi 35 minutos desde que lo encontré, Don juvenal quien siempre habla con la autoridad de su militancia aprista se acerca un poco y menciona que siempre ha seguido los ideales de Víctor Raúl y que seguirá como tal hasta los últimos días de su vida. En agosto de 2006, el gobierno lo designó Prefecto Honorario del departamento de La Libertad, mediante resolución suprema en la que reconoce y destaca su trayectoria como escritor, investigador y educador que ha contribuido al mundo académico y cultural del Perú y del departamento de La Libertad.

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