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Por: César Lescano G.- En 1994 Jaime Bayly ( Lima, 1965) irrumpió en la escena literaria española con No se lo digas a nadie (Seix Barral) —llevada al cine en 1998—, una novela que cuenta la historia de un joven limeño de clase alta que descubre su bisexualismo, cae en el mundo de las drogas y finalmente encuentra su "nicho" lejos del entorno familiar.
En ese entonces no sabía nada de este personaje salvo, algunas menciones en las clases de literatura. Luego de unos años ya conocía gran parte de su biografía, la cual se hizo conocida gracias a su participación en televisión desde los 18 años, quizás el entrevistar a personas políticos en el programa "Pulso" del Canal 5, para luego pasar a entrevistar a personalidades célebres, por sugerencia de Genaro Delgado Parker, sea el punto de inicio de lo que prolifera a los cuatro vientos; su candidatura presidencial.
Desde ese momento bayly se ganó el apelativo de “El niño terrible de la televisión” y también porque muchos políticos y personalidades del espectáculo lo pensaban dos veces antes de ir a sus programas debido a sus preguntas y opiniones a tontas y a locas.
Dentro de sus entrevistas más recordadas, está aquella famosa en que preguntó al entonces candidato Alan García antes de las elecciones presidenciales de 1985, si se había practicado la cura de sueño para tratar su salud mental luego de la muerte del célebre Víctor Raúl Haya de la Torre. Respuesta que no llegaría hasta 25 años después, tal como lo cuenta el propio Bayly en sus crónicas sobre la campaña electoral del año 2001 recogidas en su libro El Francotirador.
Quizás una de las participaciones más recientes de Bayly en lo que respecta a la política es cuando con su amigo y al lado del derechista Álvaro Vargas Llosa, se recuerda la campaña en la que sugirió el voto en blanco porque no estaba de acuerdo con ninguno de los dos candidatos de la segunda vuelta: Alejandro Toledo y Alan García.
Ahora en el 2010 a un año de las elecciones presidenciales el “tío terrible de la televisión” presume una supuesta candidatura presidencial y como era de esperarse ha suscitado múltiples y diversas reacciones, que son tan o más importantes que la misma candidatura. Desnudan las peores prácticas de la política peruana que han llevado por décadas a la población a bambolearse tirando al blanco para ver si alguna vez alguno de los elegidos resulta ser honesto y coherente con sus planteamientos de campaña.
Por un lado vemos líderes de partidos con inscripciones vigentes en el JNE que se ofrecen como vientres de alquiler para su candidatura, a sola decisión del dueño del partido. Por otro lado, candidatos en carrera lo van descalificando aduciendo todo aquello que ellos mismos si se permiten: hacer de la política un circo, prometer irresponsablemente cualquier cosa, no tener experiencia política que sustente sus capacidades para asumir el cargo, hacer ridiculeces en público para agradar a la gente, etc.
Estas descalificaciones hacen que existan infinidad de detractores. Su más férreo detractor es el ex presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, monseñor Luis Bambarén, quien descalificó moralmente al escritor y dijo que no tiene seriedad para tentar el sillón presidencial.
“Voy a ser muy claro. Yo, con Jaime Bayly, nada. Lo he visto besándose en la boca con otro hombre, haciendo gala de eso, y midiéndoles el pecho a las mujeres. Con ese hombre, nada. No tiene principios morales. ¿Qué cosa va a transmitir a la juventud? Cada vez se ha ido deteriorando más su imagen. Cree que al hacer chistes puede permitirse cualquier grosería, cualquier inmoralidad”, enfatizó en una entrevista emitida por diario nacional.
Bambarén le pidió que estudie mejor el tema porque, dijo, no se trata de una subvención, sino de una compensación a la Iglesia por los bienes que entregó al Estado. “Es poquísimo (el apoyo)”, subrayó.
Y es que quizás los religiosos como el ex candidato presidencial, Humberto Lay, señaló que no es justo que, con sus impuestos, un evangélico le paguen el sueldo a un sacerdote católico. No obstante, comentó que el Estado sí debe ayudar a las instituciones que realizan obras sociales en zonas donde no hay presencia del Gobierno.
Similar fue la opinión del suspendido sacerdote y líder del Movimiento Tierra y Libertad, Marco Arana. Dijo que no deben existir privilegios económicos para ninguna Iglesia. Sin embargo, indicó que Bayly “está un poco confundido” porque no todos los miembros del clero reciben una asignación. “Yo he sido párroco 15 años y nunca recibí nada”, anotó.
Por su parte los políticos profesionales oficialistas y opositores lo descalifican aduciendo todo aquello que ellos mismos sí se permiten: improvisación; demagogia; no tomar en serio la política; falta de equipos competentes, inestabilidad emocional. Dicen: no cualquiera puede ser candidato; no se puede expresar el descontento tirándose al vacío. Están también los que desprecian a Jaime Bayly pero en público lo elogian para evitar que éste les responda denudando sus manchas más hediondas.
Lo curioso del asunto es que casi todos empiezan diciendo con no poca envidia: es una persona carismática, inteligente y gran comunicador. Si es así ¿Por qué no atribuir a su inteligencia su entrada en la escena electoral?
Bayly nos está haciendo participar en un gran “reality” de la TV. En ese género se pone una cámara para ver cosas en vivo de una realidad un tanto fingida. ¿No es eso, después de todo, el proceso electoral?
No estoy de acuerdo con casi ninguna de sus propuestas, pero sólo tener la posibilidad de discutir temas como la legalización del aborto o las drogas le da un nuevo aire a la agenda electoral.
En realidad, creo que aún es muy prematuro hablar sobre su candidatura, quizás dentro del país existan líderes con grandes ideales los cuales se conviertan sin ayuda de la televisión, tal y como él lo hace, en grandes candidatos, alguien que tengan como base la educación, alguien que sepa la labor de un político, un ciudadano que su visión sea de crecimiento y logre el gran cambio que todos anhelamos.
En ese entonces no sabía nada de este personaje salvo, algunas menciones en las clases de literatura. Luego de unos años ya conocía gran parte de su biografía, la cual se hizo conocida gracias a su participación en televisión desde los 18 años, quizás el entrevistar a personas políticos en el programa "Pulso" del Canal 5, para luego pasar a entrevistar a personalidades célebres, por sugerencia de Genaro Delgado Parker, sea el punto de inicio de lo que prolifera a los cuatro vientos; su candidatura presidencial.
Desde ese momento bayly se ganó el apelativo de “El niño terrible de la televisión” y también porque muchos políticos y personalidades del espectáculo lo pensaban dos veces antes de ir a sus programas debido a sus preguntas y opiniones a tontas y a locas.
Dentro de sus entrevistas más recordadas, está aquella famosa en que preguntó al entonces candidato Alan García antes de las elecciones presidenciales de 1985, si se había practicado la cura de sueño para tratar su salud mental luego de la muerte del célebre Víctor Raúl Haya de la Torre. Respuesta que no llegaría hasta 25 años después, tal como lo cuenta el propio Bayly en sus crónicas sobre la campaña electoral del año 2001 recogidas en su libro El Francotirador.
Quizás una de las participaciones más recientes de Bayly en lo que respecta a la política es cuando con su amigo y al lado del derechista Álvaro Vargas Llosa, se recuerda la campaña en la que sugirió el voto en blanco porque no estaba de acuerdo con ninguno de los dos candidatos de la segunda vuelta: Alejandro Toledo y Alan García.
Ahora en el 2010 a un año de las elecciones presidenciales el “tío terrible de la televisión” presume una supuesta candidatura presidencial y como era de esperarse ha suscitado múltiples y diversas reacciones, que son tan o más importantes que la misma candidatura. Desnudan las peores prácticas de la política peruana que han llevado por décadas a la población a bambolearse tirando al blanco para ver si alguna vez alguno de los elegidos resulta ser honesto y coherente con sus planteamientos de campaña.
Por un lado vemos líderes de partidos con inscripciones vigentes en el JNE que se ofrecen como vientres de alquiler para su candidatura, a sola decisión del dueño del partido. Por otro lado, candidatos en carrera lo van descalificando aduciendo todo aquello que ellos mismos si se permiten: hacer de la política un circo, prometer irresponsablemente cualquier cosa, no tener experiencia política que sustente sus capacidades para asumir el cargo, hacer ridiculeces en público para agradar a la gente, etc.
Estas descalificaciones hacen que existan infinidad de detractores. Su más férreo detractor es el ex presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, monseñor Luis Bambarén, quien descalificó moralmente al escritor y dijo que no tiene seriedad para tentar el sillón presidencial.
“Voy a ser muy claro. Yo, con Jaime Bayly, nada. Lo he visto besándose en la boca con otro hombre, haciendo gala de eso, y midiéndoles el pecho a las mujeres. Con ese hombre, nada. No tiene principios morales. ¿Qué cosa va a transmitir a la juventud? Cada vez se ha ido deteriorando más su imagen. Cree que al hacer chistes puede permitirse cualquier grosería, cualquier inmoralidad”, enfatizó en una entrevista emitida por diario nacional.
Bambarén le pidió que estudie mejor el tema porque, dijo, no se trata de una subvención, sino de una compensación a la Iglesia por los bienes que entregó al Estado. “Es poquísimo (el apoyo)”, subrayó.
Y es que quizás los religiosos como el ex candidato presidencial, Humberto Lay, señaló que no es justo que, con sus impuestos, un evangélico le paguen el sueldo a un sacerdote católico. No obstante, comentó que el Estado sí debe ayudar a las instituciones que realizan obras sociales en zonas donde no hay presencia del Gobierno.
Similar fue la opinión del suspendido sacerdote y líder del Movimiento Tierra y Libertad, Marco Arana. Dijo que no deben existir privilegios económicos para ninguna Iglesia. Sin embargo, indicó que Bayly “está un poco confundido” porque no todos los miembros del clero reciben una asignación. “Yo he sido párroco 15 años y nunca recibí nada”, anotó.
Por su parte los políticos profesionales oficialistas y opositores lo descalifican aduciendo todo aquello que ellos mismos sí se permiten: improvisación; demagogia; no tomar en serio la política; falta de equipos competentes, inestabilidad emocional. Dicen: no cualquiera puede ser candidato; no se puede expresar el descontento tirándose al vacío. Están también los que desprecian a Jaime Bayly pero en público lo elogian para evitar que éste les responda denudando sus manchas más hediondas.
Lo curioso del asunto es que casi todos empiezan diciendo con no poca envidia: es una persona carismática, inteligente y gran comunicador. Si es así ¿Por qué no atribuir a su inteligencia su entrada en la escena electoral?
Bayly nos está haciendo participar en un gran “reality” de la TV. En ese género se pone una cámara para ver cosas en vivo de una realidad un tanto fingida. ¿No es eso, después de todo, el proceso electoral?
No estoy de acuerdo con casi ninguna de sus propuestas, pero sólo tener la posibilidad de discutir temas como la legalización del aborto o las drogas le da un nuevo aire a la agenda electoral.
En realidad, creo que aún es muy prematuro hablar sobre su candidatura, quizás dentro del país existan líderes con grandes ideales los cuales se conviertan sin ayuda de la televisión, tal y como él lo hace, en grandes candidatos, alguien que tengan como base la educación, alguien que sepa la labor de un político, un ciudadano que su visión sea de crecimiento y logre el gran cambio que todos anhelamos.
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